La Habana – Donde antes los habaneros podían comprar con unos pocos pesos en el conocido Ten Cents de la calle Galiano, hoy se levanta Casalinda, un centro comercial moderno, brillante… y exclusivo para quienes pueden pagar en dólares.
Al entrar, un cartel lo deja bien claro: solo se aceptan tarjetas internacionales Visa, Mastercard, Clásica, o pagos en efectivo en USD. Nada de pesos cubanos. Afuera, una pantalla plana despliega imágenes de productos relucientes —una postal distante de la cotidianidad de la mayoría.
El local, resultado de una alianza entre el Estado cubano y la empresa italiana Italsav, ocupa el mismo espacio donde antes operaba una ferretería. En contraste con las tiendas en CUP o MLC, Casalinda se presenta limpia, bien surtida y organizada. Estantes brillantes ofrecen desde artículos de aseo hasta electrodomésticos: champú Johnson’s a 5,55 dólares, mermelada Condi a 4,65, fregaderos por 25,25, bicicletas infantiles a partir de 100 USD y neveras desde 590 dólares.
También se ofrece servicio de compra online con entregas en La Habana y Sancti Spíritus, mediante el sitio web Cubalinda. Allí, una caja de pollo de 15 kg cuesta 39 USD y una pierna de cerdo deshuesada puede alcanzar los 93,35.
Bajo el lema “La mejor tienda para tu familia”, Casalinda parece más un guiño a quienes reciben remesas del exterior. En un país donde el salario mínimo ronda los 2.100 pesos (aproximadamente 17 dólares al cambio informal), y con un dólar cotizándose en el mercado negro a unos 362 CUP, acceder a estos productos sin ayuda externa es poco más que una ilusión.
Casalinda forma parte de las 50 tiendas que la corporación estatal CIMEX, bajo el conglomerado militar GAESA, está abriendo en toda la Isla como parte de la estrategia de “dolarización parcial” que impulsa el Gobierno.
En medio de la escasez, la inflación y una moneda nacional cada vez más devaluada, estos comercios en divisas se alzan como símbolo de una economía que parece dividirse en dos: la del dólar y la del resto.