La aparente cooperación académica entre Rusia y Cuba tiene un objetivo menos inocente del que se suele presentar: la formación de élites técnicas alineadas ideológicamente con el Kremlin. Así lo reconocieron altos funcionarios rusos durante una reunión del Grupo de Trabajo Ruso-Cubano sobre Educación Superior, celebrada en La Habana.
Según declaró Nikolay Volobuev, directivo de la corporación estatal Rostec y miembro de la Unión de Ingenieros de Rusia, la estrategia apunta a “saturar” los países aliados con graduados de universidades técnicas rusas, quienes serán entrenados no solo con conocimientos científicos, sino también con una visión afín a los intereses del Estado ruso.
“Este trabajo se lleva a cabo bajo los auspicios del Ministerio de Educación y Ciencia, y es uno de los factores clave para la formación de élites prorrusas leales”, afirmó Volobuev, citado por el medio ruso Finversia.
Ingenieros para la guerra
Los estudiantes cubanos seleccionados bajo este plan recibirán educación gratuita en instituciones como la Universidad Técnica Estatal Bauman de Moscú, considerada la joya de la ingeniería rusa. Sin embargo, detrás de su prestigio académico se esconde también una función estratégica: formar a los futuros cuadros militares técnicos del Kremlin.
El centro alberga un complejo militar conocido como MEC, que según el colectivo de ciberactivistas ucranianos InformNapalm, prepara directamente a soldados de élite para servir en sistemas de defensa antiaérea, antimisiles e incluso en fuerzas estratégicas nucleares. Su plan de estudio se basa en el conocimiento detallado de las armas de la OTAN, no en tecnologías de aliados como China.
Este vínculo entre la academia y el aparato militar ruso genera serias preocupaciones sobre el tipo de formación que recibirán los estudiantes extranjeros, incluidos los cubanos, y el papel que podrían desempeñar en futuras alianzas geopolíticas.
Rostec, Novicom y el adoctrinamiento académico
La empresa estatal Rostec, principal proveedor de armamento del Estado ruso, lidera esta iniciativa educativa, junto al banco Novicom, cuya sede en La Habana se inauguró recientemente. Durante la misma reunión, la representante del banco en Cuba, Tatyana Dundukova, celebró la “educación de la futura élite de ingenieros que trabajará en beneficio del desarrollo de nuestros países”.
Desde Moscú se impulsa además la apertura de nuevas instituciones educativas rusas en la Isla. Una de las más polémicas es la filial de la Universidad Federal del Sur (SFedU), inaugurada en abril de 2024 por el viceprimer ministro Dmitry Chernyshenko. Este centro, asociado a la Universidad de La Habana, es la primera sede de una universidad extranjera en Cuba, y ya ha sido señalada por expertos como una plataforma para el adoctrinamiento ideológico.
El Observatorio de Libertad Académica (OLA) advierte
Para el independiente Observatorio de Libertad Académica, la instalación de instituciones rusas en Cuba marca “un precedente nefasto”. El OLA denuncia que el Kremlin, enfrascado en un proyecto de reescritura histórica y represión de la disidencia, utiliza la educación como herramienta de control social e ideológico.
«La administración de Putin ha perseguido y silenciado a académicos críticos, expulsado investigadores y cercenado el acceso a redes científicas internacionales», recuerda el OLA.
«Además, ha impuesto clases obligatorias de contenido patriótico y figuras de vigilancia dentro de los centros docentes para identificar a quienes no acaten el discurso oficialista.»
Tras su salida en 2022 del sistema de educación europeo de Bolonia, Rusia anunció el desarrollo de un modelo propio, centrado en el nacionalismo académico y la obediencia ideológica, lo cual refuerza las preocupaciones sobre la naturaleza de la cooperación con países como Cuba.
¿Educación o estrategia?
Aunque desde La Habana se insiste en que el intercambio académico con Rusia es una oportunidad para el desarrollo tecnológico, la evidencia muestra una creciente instrumentalización de la educación como parte de la estrategia global del Kremlin para consolidar influencias aliadas en América Latina.
Las declaraciones del diputado ruso Sergey Kabyshev, quien en 2023 propuso expandir cursos de lengua, historia y cultura rusa en Cuba, son elocuentes:
“La cooperación humanitaria con países como Cuba tiene una importancia particular en las actuales condiciones geopolíticas”, dijo, en referencia al aislamiento internacional de Rusia tras su invasión de Ucrania.
En ese contexto, el envío de jóvenes cubanos a centros de formación técnica con vínculos militares representa algo más que una beca: es parte de un entramado político, tecnológico y cultural que busca consolidar lazos de dependencia y afinidad ideológica con Moscú.