El viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Carlos Fernández de Cossio, descartó este miércoles la posibilidad de deportaciones masivas de cubanos desde Estados Unidos, al concluir una nueva ronda de conversaciones migratorias entre representantes de ambos gobiernos.
“No es realista pensar que vaya a ocurrir una deportación masiva. Estas deportaciones serían desarraigar a las personas que han hecho su vida en EE.UU.”, dijo Fernández de Cossio en declaraciones a la prensa, en un momento de alta tensión migratoria y con el inminente regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
En el horizonte: Trump y su política de mano dura
El diálogo migratorio entre La Habana y Washington tiene lugar a poco más de un mes del retorno de Donald Trump al poder, quien durante su campaña electoral prometió retomar una línea dura contra la migración irregular y ejecutar deportaciones a gran escala.
Durante su primer mandato, Trump suspendió los acuerdos migratorios con Cuba y endureció las condiciones para los migrantes cubanos, una política que dejó un legado de incertidumbre para miles de personas que aún hoy esperan regularizar su estatus.
Un escenario incierto para los migrantes cubanos
La actual ronda migratoria se percibe como un intento final de la administración Biden para consolidar algunos mecanismos de cooperación con La Habana, antes del cambio de mando en Washington. La embajada estadounidense en la capital cubana publicó un comunicado tras la reunión, en el que destacó la importancia de la colaboración y reconoció los desafíos para lograr avances significativos.
Sin embargo, la realidad sobre el terreno dista de ser optimista: decenas de miles de cubanos han llegado a la frontera sur de EE.UU. en los últimos años huyendo de la crisis económica y política en la Isla, en lo que constituye uno de los mayores éxodos contemporáneos.
Frente a ese panorama, los temores ante una posible ola de deportaciones bajo el nuevo gobierno republicano crecen, a pesar de las garantías formales expresadas por La Habana.
¿Diálogo o simple formalidad?
Para muchos analistas, este tipo de conversaciones migratorias son más simbólicas que efectivas, en tanto que la estructura represiva y la falta de libertades en Cuba siguen empujando a miles a buscar salida por cualquier vía posible.
Mientras el régimen cubano insiste en responsabilizar a EE.UU. del flujo migratorio, pocas medidas se implementan dentro del país para frenar las causas que generan ese éxodo constante.
La afirmación de que «no es realista pensar en deportaciones masivas» no deja de ser un alivio para muchas familias cubanas que temen por sus seres queridos, pero también puede interpretarse como una declaración que busca anticiparse a la posible ola de presión que podría ejercer una futura administración Trump.