CÓRDOBA, España — En momentos en que el comercio informal gana peso como alternativa de subsistencia en la capital cubana, el Gobierno de La Habana busca referencias organizativas y sociales que le permitan transformar sus mercados ambulantes. Con ese propósito, el vicepresidente y coordinador de Objetivos y Programas del Gobierno capitalino, Jorge Luis Villa Miranda, visitó este lunes el Mercadillo del Arenal, en la ciudad andaluza de Córdoba.
La visita formó parte de un programa de intercambio solicitado por la delegación cubana, con el objetivo de “conocer en profundidad la realidad humana, organizativa y comercial” de este tradicional mercado cordobés, según reportó el medio local Cordópolis.
Durante el recorrido, Villa Miranda estuvo acompañado por Antonio Carlos Zurita, presidente de la Asociación Andalucía-Cuba, y fue recibido por Antonio Torcuato, presidente de la Asociación de Comerciantes Autónomos Ambulantes de Córdoba (Comacor), junto a otros miembros de la junta directiva.
En el intercambio, el funcionario cubano pudo conocer de cerca el funcionamiento interno del mercado, donde más allá de la venta de ropa, calzado, plantas, cosméticos y charcutería, existe un entramado de autorregulación, asociacionismo y cooperación con las autoridades locales, que ha permitido mantener estable, atractivo y funcional este espacio.
Inspiración para reorganizar La Habana
Villa Miranda manifestó que el Gobierno de La Habana busca “una profunda reorganización y modernización de los mercadillos”, partiendo del hecho de que el trabajo por cuenta propia en estos espacios se ha incrementado notablemente y representa una vía económica relevante para sectores amplios de la población.
Las experiencias recogidas en Córdoba —en especial, el sistema de placeros, la gestión autónoma de los vendedores, la interlocución colectiva de Comacor y los programas de atención familiar paralelos al mercado— podrían servir como referente para ordenar una realidad cada vez más visible, pero aún desarticulada, en la capital cubana.
“Hay muchas enseñanzas que podríamos trasladar a nuestro contexto, adaptándolas a nuestras realidades locales”, dijo Villa Miranda, tras conocer, por ejemplo, el funcionamiento del proyecto “Espacio de respiro familiar”, que cuida a los hijos de los vendedores cada domingo, mientras sus padres trabajan en el mercadillo. Esta iniciativa, ganadora del premio Andalucía + Social, es financiada por la Delegación de Servicios Sociales del Ayuntamiento cordobés.
Córdoba, modelo de integración comunitaria
Comacor impulsa el programa “Tal como somos”, que busca visibilizar el valor social del comercio ambulante y desmontar prejuicios históricos hacia esta forma de sustento. “Nuestro objetivo ha sido demostrar que estos espacios no son focos de desorden, sino instrumentos de inclusión económica”, expresó Antonio Torcuato.
La estrategia andaluza ha convertido al Mercadillo del Arenal en un referente turístico y comercial, donde convergen tradición, convivencia y oportunidades económicas para sectores vulnerables. “Si algo hemos aprendido es que la organización comunitaria puede marcar la diferencia”, añadió Torcuato, quien expresó su disposición a colaborar con La Habana en este proceso.
Un futuro para el comercio callejero en Cuba
En La Habana, donde los mercadillos informales suelen operar sin regulación clara y enfrentan problemas de abastecimiento, fiscalización y espacio, las experiencias extranjeras podrían servir de brújula. Aunque no existe aún una política coherente para este tipo de comercio, el interés mostrado por Villa Miranda sugiere una posible apertura a nuevos enfoques de gestión urbana.
En una ciudad marcada por la escasez, la dolarización parcial y el aumento de la informalidad, dar estructura y dignidad al comercio ambulante podría traducirse no solo en orden económico, sino en beneficios sociales y comunitarios.
Córdoba, con su larga historia de integración cultural y su presente de innovación social, podría ser una aliada estratégica para pensar el futuro de las ventas ambulantes en Cuba.
