El atletismo cubano está de luto. Este lunes falleció en La Habana, a la edad de 77 años, Leandro Civil, uno de los más destacados mediofondistas de nuestra historia, cuya impronta se extendió más allá de las pistas, al convertirse en formador de generaciones de campeones.

Nacido en Las Tunas, Civil brilló como corredor en la especialidad de 800 metros, prueba en la que impuso dos récords nacionales y conquistó medallas en eventos regionales y continentales. Su calidad lo llevó a integrar el equipo nacional durante una etapa dorada del atletismo cubano, en la que compartió filas con leyendas como Alberto Juantorena, quien años después lo sucedería como máximo exponente de esa distancia.

El sitio digital JIT recuerda que Civil fue, por mucho tiempo, el principal referente cubano de los 800 metros, y representó a la isla en certámenes olímpicos y torneos internacionales de alta exigencia, dejando huellas imborrables en cada competencia.

De las pistas a la dirección técnica

Tras su retiro como atleta activo, Civil volcó su talento y sabiduría al entrenamiento, donde volvió a brillar como pilar del desarrollo de varios corredores de élite. Entre ellos sobresalen Roberto Hernández, y muy especialmente, la icónica Ana Fidelia Quirós, conocida mundialmente como la Tormenta del Caribe.

Bajo su tutela, Quirós conquistó dos títulos mundiales y una medalla de plata olímpica en Atlanta 1996, logros que confirman el calibre de su labor como técnico.

La propia Ana Fidelia expresó a JIT su profundo pesar por la partida de quien consideró como una figura paternal en su vida deportiva y personal:

“Fue y será por siempre un gran entrenador, con una gran visión en todos los sentidos”, afirmó la multicampeona.
“Aprendí mucho junto a él, no solo desde el punto de vista de los entrenamientos, también en mi vida personal, porque siempre fue un guía atento a todos mis movimientos y decisiones.”

Legado imborrable

La historia del atletismo cubano no puede contarse sin mencionar el nombre de Leandro Civil. Su legado vive en las marcas que impuso, en los títulos que ayudó a forjar y, sobre todo, en la huella humana que dejó en cada uno de sus discípulos.

Descanse en paz, maestro del mediofondo cubano.

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